Al final le quité el cabezón con cuernos. No me terminaba de convencer el pintado de la piel, ya que en esta figura la atención se centra sobre la armadura, así que en lugar de comerme la cabeza opté por cortar por lo sano y le coloqué el casco original.
Le he dado veladuras con tinta roja a la armadura y tonos en sombra azulados a los dorados. También tuve que dar veladuras de un ocre anaranjado al dorado para unificar el color del yelmo con el de la armadura, ya que el yelmo lo pinté aparte días después y la mezcla se me había olvidando, quedando un poco desigual.
Aún le queda mucha tralla pero de momento estoy contento.
Aquí van las fotos con los superfondos de cuaderno jajaja
Un saludo muy grande!
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